La comida rápida y sus repercusiones en tu salud
La comida rápida tiene repercusiones en tu salud ¿Lo sabías? El exceso de grasas, la limpieza de los ingredientes e incluso las condiciones en que son preparados influyen de manera importante.
Sin embargo, hay muchas comidas rápidas saludables que podés hacer en casa. Por ejemplo, una ensalada fresca con aderezo de aceite de girasol y una proteína magra. Esto es algo que preparás en menos de 15 minutos y que te ayudará a alimentarte sanamente.
¿Pero qué ocurre con la comida rápida tradicional alta en calorías, sal, azúcar, grasas saturadas y grasas trans?
Hoy te hablaremos de los riesgos de este tipo de comidas poco saludables y que te incitan a comer de más, sin nutrirte.
¿Por qué las comidas rápidas son poco sanas?
Entre las ocupaciones diarias, vivir a prisa y la facilidad de compra, la comida rápida hace que se nos olvide lo peligroso que es no tener una alimentación balanceada.
Sabemos que este tipo de alimentos es delicioso. Las hamburguesas, por ejemplo, son una opción común para salir con los amigos y comer algo rápido. Ni hablar de la comida que venden en el cine. Pero, para que su consumo no te afecte, debe ser algo esporádico.
Entre las repercusiones en tu salud que tiene el consumo de comida rápida se encuentran:
Hacen lenta la digestión
Sus ingredientes altamente procesados causan gases, cólicos, digestiones pesadas, estreñimiento… Como tienen altas cantidades de aditivos, conservantes, saborizantes, grasas, al comerlas con frecuencia, aumentás el riesgo de enfermarte.
Causan problemas graves de salud
La Organización Mundial de la Salud le atribuye a esta clase de comidas una larga lista de problemas de salud. Entre ellos, obesidad, diabetes, hígado graso, hipertensión arterial, aterosclerosis, colon irritable, reflujo gastroesofágico, enfermedades renales, patologías vasculares y cerebrales y hasta cáncer.
Son altas en calorías
La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) advierte que la dieta equilibrada de una persona normal puede ser de unas 1.500 a 2.000 calorías diarias.
Sin embargo, una comida rápida –como una hamburguesa grande con patatas fritas y gaseosa- puede aportar 1.500 calorías de pésimo valor nutricional y de una sola vez.
Puede causar déficit vitamínico
Además de estar asociadas a la hipertensión arterial, el colesterol dañino (LDL) y la resistencia a la insulina, también pueden desencadenar carencia de nutrientes.
Esto debido a que al preferirlas se dejan de consumir alimentos saludables como frutas, verduras y proteínas de gran valor.
Están asociadas a la depresión y fatiga
Consumidas con frecuencia pueden elevar en 58% el riesgo de depresión en los adolescentes y en adultos sedentarios.
El consumo de dulces, pizzas, pollos fritos y hamburguesas fatigan al organismo. También, los perros calientes, bollería, refrescos endulzados, snack procesados y papas fritas. Ninguno aporta energía de calidad.
¿Es posible comer rápido y saludable?
Hay muchas evidencias científicas de afecciones causadas por las comidas rápidas. El Estudio Internacional de Asma y Alergias en la Infancia (Isaac) los relaciona con asma, rinoconjuntivitis y eccema en niños.
Pero, ante esto, surge una gran pregunta ¿Existen comidas rápidas que puedan ser saludables para vos? Tené en cuenta estos consejos:
- Prefiere una alimentación saludable el mayor tiempo que podás. Tratá de eludir las comidas rápidas y de espaciarlas.
- Si no tenés más remedio que comprar comida rápida, preferí ensaladas de atún, huevo o jamón con aderezos de aceite y vinagre.
- Otra opción son los sándwiches o crepes con vegetales, tomate en rodajas, salmón ahumado o huevo cocido.
- Evitá siempre agregar mayonesas, salsas y tocineta.
- Aderezá con aceites saludables como el aceite de girasol Clover, que es rico en grasas insaturadas, cardiosaludables y es fuente de vitamina E.
¿Te provoca una hamburguesa? Prepararla en casa con ingredientes de calidad puede ser la alternativa para ocasiones en las que el antojo puede más que ti. Siempre hay formas de encontrar versiones sanas y deliciosas de tus comidas favoritas.
No olvides ejercitarte a diario y hacer cinco comidas diarias, ricas en frutas, legumbres, verduras y cereales integrales. Comé lácteos bajos en grasas, pescados, carnes y embutidos magros y frutos secos.
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